Misa “DERECHA y HUMANA”
Por Celina de Kofman . Madre de Plaza de Mayo de Santa Fe
Conocemos el triste y lamentable papel que tuvo la Iglesia-Institución mientras se cometía el genocidio durante la perversa dictadura militar: bendecir las armas de los genocidas, no denunciar los terribles campos de concentración que visitaban, viendo a los detenidos desaparecidos torturados y semimuertos.
“Callaron cuando se los llevaron” y “callaron cuando los exterminaron”. Y pretendieron luego la “reconciliación” de las víctimas con los victimarios impunes.
Hay sacerdotes y laicos desaparecidos, fusilados, obispos que tuvieron el valor de tener un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio. Muchos de ellos integran la larga lista de los 30.000 desparecidos y fusilados. No podemos dejar de mencionar a Monseñor Angelelli, Monseñor Ponce de León, y tantos que se jugaron por la verdad y la justicia.
Otros clérigos, en cambio, visitaron campos de concentración (testimonios de ex detenidos desaparecidos). El Nuncio Apostólico Pío Laghi, estuvo en “Nueva Babiera”, habló con tres detenidos desaparecidos, que apenas se podían mantener en pie, que le pidieron infructuosamente que avisara a sus familias (presentación de Juan Martín ante la C.A.D.H.U. en Ginebra. Según testimonio de Pablo Díaz, Monseñor Plaza también visitó campos de concentración en La Plata.
Esta posición de la Iglesia, la única Institución que tenía poder para parar el genocidio, y no lo hizo, les valió una autocrítica (que no tuvo ningún valor para nosotras) más de 20 años después.
Hoy, vemos azoradas que hay religiosos continuadores de aquella Iglesia cómplice, que están dando misas en homenaje a los “muertos a causa de los desencuentros de los argentinos” y “rogando por la reconciliación nacional” (¿desencuentros?: 30.000 desaparecidos, 10.000 fusilados, 8.500 presos políticos, miles de exiliados...)
¿Homenaje a quienes? ¿A los militares que bombardearon y asesinaron indiscriminadamente en 1955?, ¿por los fusilamientos en León Suárez? ¿por la masacre de Trelew?, ¿por los 30000 exterminados en horrendos campos de concentración? ¿Homenaje por la expropiación de los bebés nacidos en cautiverio, arrancados prácticamente del vientre de sus madres, a quienes fusilaban de inmediato? ¿Homenaje por la negación de la identidad de estos seres indefensos, y que aun permanecen en su mayoría en poder de sus secuestradores y asesinos de sus padres? ¿Homenaje a las “víctimas de la subversión” que asesinaron para saquear y entregar el país?¿A quienes exterminaron lo mejor de una generación ejemplar?
Los que piden las misas, por lo general familiares de los genocidas, tendrán sus argumentos fascistas para hacerlo, pero más grave es que los religiosos, como el Padre Mazza de Santa Fe, o próximamente Monseñor Basseoto en Buenos Aires, se presten a protagonizar estos verdaderos actos políticos reaccionarios, pretendiendo retrotraernos a la época más negra de nuestra historia.
La pregunta: ¿Es esta la doctrina humanista y maravillosa de amor que practicó Jesucristo, que, sin duda alguna, de haber vivido en esta época hubiera sido un desaparecido más?
En cuanto a las adhesiones recibidas, no nos extrañe: Menem se montó el país y se lo llevó, provocando una situación de hambre y desesperanza con los nuevos desaparecidos de hoy por hambre y desnutrición, El Padre Grassi, procesado actualmente por abuso de menores. En cuanto al Padre Von Wernich, cuya ideología nazi conozco demasiado, hay que recordar que actualmente está procesado por la muerte de detenidos desaparecidos, que fueron sacados por él de un campo de concentración, con la promesa de que iban a ser liberados en el exterior. Los padres de la víctimas hasta aportaron dinero para esos supuestos viajes.
“Se desciende a los cuerpos de los ex subversivos que en ese momento estaban vivos, Los tiran a los tres al pasto y el médico les aplica dos inyecciones a cada uno, directamente en el corazón. Una vez muertos, se los carga en una camioneta que los lleva a Avellaneda. Von Wernich, cuya sotana estaba salpicada de sangre, se va en otro vehículo con todos los integrantes de los grupos de tareas que habían participado en el operativo... (extraído del libro “Como los Nazis, como en Viet Nam” de Alipio Paoletti).
Son realmente vergonzosas esas misas de homenaje a los torturadores y genocidas de la dictadura militar.
La Iglesia-Institución que dice haber hecho su autocrítica, si fuera coherente no debería permitir estos verdaderos actos de apología del crimen.
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