URGENTE ESCULELA
Por Beatriz Jouve
(Tomado de http://www.postalesdelsur.net/)
A lo mejor fue a fuerza de rutina, por la imperiosa necesidad de ordenar un día atrás del otro en estos tiempos que nos pasan.
O tal vez fue la manera de sobrellevar mejor la carga.
El caso es que, sin saber bien el cómo ni el cuándo, nos fuimos acostumbrando.
Se nos acostumbraron los pies a bordear la tapa de la rejilla para no caer rodando por el patio.
Se nos acostumbraron los ojos a ver la pared con la mancha de humedad y la pintura descascarada.
Se nos acostumbró la voz a dar clases en el salón sin puertas. Se nos acostumbraron los ojos a ver los pibes sin medias.
Se nos acostumbraron los oídos a escuchar: seño mi hermana no vino porque no tiene zapatillas.
Se nos acostumbró la mano a escribir con el lápiz rojo y a repartir leche y facturas con 0,35 centavos por pibe, y a preparar comidas con 1$ por plato.
Se nos acostumbró el olfato a que en algunas escuelas no hay olor a útiles sino a guiso, naranja, y perros mojados.
Se acostumbró nuestra práctica a que en algunas escuelas los chicos necesitan siete u ocho años para aprender a leer y a escribir.
Se nos acostumbró el oído a escuchar que esto se llama diversidad y no desigualdad. Y que en todo caso se necesita de la equidad y no de la igualdad (dios nos libre de la temida homogeneización)
Se nos acostumbró el pensamiento a pensar que es normal, que siempre hubo ricos y pobres, y naturalmente a los pibes pobres les tocan las escuelas pobres.
Se nos acostumbró el pensamiento a pensar que todas estas cosas van por otro lado. Y a llenar los formularios para depositar en la ventanilla de Construcciones Escolares, pero mientras tanto, vendemos y compramos las rifas que nosotros mismos organizamos.
Se acostumbraron los reclamos a ser enmarcados dentro de lo posible… en este tiempo y en este espacio.
Prendida de esta idea, les propongo que nos animemos a pensar del otro lado.
A reclamar con los padres, los docentes y los chicos escuelas reversas para las infancias.
Escuelas con espacios amigos sin cables amenazadores, ni mástiles acechantes, ni vidrios asesinos.
Escuelas con laboratorios, videos, computadoras, bibliotecas y obras de arte tapizando las paredes de los salones...
Recreos sin timbres y césped en el patio acariciándonos los talones...
Traspasemos las barreras con que educaron nuestros pensamientos..., que no sea la fatiga nuestro descanso ni nuestra calma... ni nuestra virtud el sacrificio.
Que la docencia no puede, ni quiere ni debe vestir las ropas del apostolado. En los patios, en las calles y en las aulas enseñemos y aprendamos con los pibes a jurar con gloria vivir.
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