jueves, marzo 27, 2008

DOCUMENTO LEIDO EN EL ACTO A 32 AÑOS DEL GOLPE


Estamos aquí a 32 años del golpe cívico-militar más sangriento que conoce nuestra historia.
Estamos aquí con los nombres, los sueños, los sacrificios, con las madres, con los hijos, con la esperanza renovada de los 30 mil hijos del pueblo argentino, con nuestros 30 mil desaparecidos y muertos por la dictadura atroz.
Estamos aquí por la dignidad de todos, de nosotros mismos, en nombre del amor, en nombre de la lucha.
Estamos aquí por la persistencia, por la voluntad, por el inclaudicable clamor de verdad y justicia.
Estamos aquí todos juntos, como murieron ellos, obreros, campesinos, estudiantes, empleados, dirigentes barriales, profesionales, sacerdotes y obispos, escritores, creyentes y no creyentes, revolucionarios o reformistas, hombres y mujeres, niños y abuelos.
Las banderas políticas e ideológicas, las ansias de libertad y de cambio, los caminos y las sendas que han legado al pueblo argentino tienen para nosotros una enseñanza inconfundible.
¡TODOS! los que queremos cambiar la historia, debemos encontrar caminos de unidad, cada vez más fuertes, cada vez más comprometidos, cada cual con sus diferencias pero todos en pos de un porvenir mas justo, mas verdadero, mas cercano y deseado, como lo desearon todos nuestros compañeros desaparecidos.
Los asesinos cometieron un error, unieron la sangre derramada. Y lo que la sangre une, vive como mandato histórico.
Las ansias liberadoras retornan de las entrañas mismas de la memoria.
Jamás desaparecerán.
Llevamos 32 años recorriendo el camino que nos enseñaron con su lucha, somos continuadores de esa historia.
Cuando en 1976 las tres Armas junto a los sectores más retrógrados de la sociedad civil y lo más concentrado de la economía, se hacían del poder en Argentina, se plantearon disciplinar a la sociedad estructurando y poniendo en acción una verdadera maquinaria del terror desde el Estado. Se sucedieron entonces las más atroces formas de violación de los Derechos Humanos en nuestro país.-
Cuando la "razón de Estado" devino en "razón de clase", es decir, la política del Estado, a través de la dictadura, buscó realizar los intereses de los grupos económicos dominantes; se produjo el saldo de treinta mil hombres y mujeres desaparecidos, más de quinientos niños secuestrados o nacidos en cautiverio y que aún no han recuperado su identidad; más de diez mil presos políticos; 500 mil trabajadores, delegados sindicales y miembros de comisiones internas cesanteados, miles de exiliados, asesinados, torturados.
Una sociedad sometida al terror y al mandato de silencio, fueron el resultado calculado, planificado y ejecutado por esa dictadura militar / financiera.
La generación del 70', nació como producto de largas luchas populares, e influenciadas por acontecimientos que conmovían a nuestra América, es hija de la resistencia peronista, del mayo francés, de la revolución cubana y de la guerra de Vietnam; devino profundamente antiimperialista y revolucionaria, porque había entendido que la riqueza y el privilegio de las clases dominantes están originados en la explotación de la clase trabajadora y el pueblo.
Por eso pensaban que había que cambiar profundamente la injusta estructura de dominación y de explotación que perpetuaba el modelo. Y estaban dispuestos a jugarse la vida consciente de que estas ideas iban a encontrar, y encontraban, una oposición violenta por parte de las clases en el poder que no estaban dispuestas a renunciar a sus privilegios.
Así entonces la lucha del pueblo argentino a lo largo de dos décadas consolida los movimientos sindicales combativos; los pequeños agricultores se agrupan dando surgimiento a las Ligas Agrarias, se constituyen movimientos indígenas, se motorizan las organizaciones barriales, y los estudiantes llenan las calles con sus movilizaciones. Surge el movimiento de sacerdotes del Tercer Mundo que aporta desde el cristianismo una opción por los pobres, y los movimientos económicos de carácter nacional y cooperativo.
El pueblo argentino aprendía en su propio proceso de lucha y comenzaba a gestar un proyecto propio y las herramientas que le permitieran llevarlo adelante.
Ese estado de efervescencia, deliberación y democracia en la base de la sociedad, produjo una acumulación de fuerzas transformadoras que amenazaban por primera vez los privilegios y modo de dominación en argentina.-
Todo esto y no otra cosa vinieron a exterminar la Dictadura cívico militar, so pretexto del accionar de las organizaciones armadas, que para el momento del Golpe, se encontraban sumamente debilitadas. El plan primero se ensayo con el accionar de la triple “A” y el Comando Libertadores de América, Y en el Operativo Independencia en Tucumán. Para luego con la suma del poder descargarse con una virulencia inédita sobre un amplio arco social de organización política, ideológica económica, cultural, religiosa, estudiantil y sobre todo sindical, el 52 % de los desaparecidos son trabajadores.-
.De esta manera las FFAA dirigidas por las cúpulas de las tres armas, homogéneas política e ideológicamente como nunca antes, fueron el brazo armado del capital Financiero. Esto permite explicar que no hubo excesos ni improvisaciones sino un plan pergeñado para liquidar toda resistencia al status quo capitalista en la región y fomentar la acumulación del capital aún por vía de la corrupción, el fraude y el saqueo al patrimonio nacional y de todos los argentinos. Sus políticas no tuvieron carácter meramente coyuntural sino que apuntaron a cambios estructurales sobre todo en el carácter del estado y en sus resortes de poder.
Esta es la esencia del golpe.
¿Como entender la magnitud del genocidio vivido si no explicamos la estructura que lo llevó adelante?
"Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores", sentenció el mismo general Riveros.
Una guerra contra el pueblo, agregamos nosotros, llevada adelante por las FFAA, con las demás fuerzas represivas puestas bajo el mando operacional de las mismas.
Con los servicios de inteligencia de las tres armas, de la SIDE, de la policía Federal y de las policías provinciales; operando como los conductores tácticos en cada uno de los pasos que iba dando la estructura del aparato de terror decidiendo los secuestros, llevando adelante los interrogatorios y la tortura, decidiendo sobre la vida o la muerte de los prisioneros. Monitoreado todo esto por los jefes de zonas y el Ministerio del Interior
Con las distintas dependencias de las fuerzas constituidas como Centros Clandestinos de Detención, con su personal a cargo.
Las zonas liberadas otorgadas por las comisarías.
Las maternidades improvisadas en los centros clandestinos, o salas de hospitales, convertidas en salas de parto para las compañeras desaparecidas mantenidas con vida con el sólo propósito de producir el nacimiento y apropiarse de los niños para después asesinar a sus madres.
Y finalmente con los Grupos de Tareas, la patota, realizando los secuestros y los traslados, los vuelos de la muerte o los fusilamientos y posteriores enterramientos clandestinos.
Con la participación personal de algunos generales como lo reconoció Bussi, por ejemplo, en el asesinato de los desaparecidos, sellando el compromiso institucional de las tres armas para articular el pacto de sangre y de silencio.
Esta no es más que la radiografía que nos permite ver la estructura del terrorismo de Estado.
Estructura que contó en plena represión, en 1976, con más de 600 centros clandestinos a lo largo de toda nuestra geografía.
Estructura sin la cual no hubieran podido llevar adelante el genocidio que produjeron en nuestro país y que todos bien conocemos.
Una inmensa estructura que no se condice con la cantidad de represores y asesinos presos o procesados. Si no fuera por lo trágico de los hechos que estamos relatando se podría concluir que para la Justicia Argentina, los desaparecidos se cuidaban, se torturaban y se asesinaban solos.
Estos magros resultados del accionar de la Justicia que nos avergüenza, tienen sus razones.
Estamos ante un año que se perfila como clave en la prosecución de los juicios que nos permitan recién comenzar a poner fin a tantos años de impunidad.
Pero estamos profundamente preocupados porque así como antes las leyes de punto final y obediencia debida o los indultos presidenciales impidieron el juicio y castigo a los culpables de estos delitos de lesa humanidad, hoy parece estar en el poder judicial la traba para que logremos la verdad y la justicia necesarias para poder construir una Argentina democrática en serio.
Y decimos esto porque a pesar de la evidencia insoslayable de que en nuestro país hubo un genocidio planificado y llevado adelante por el terrorismo de estado cuya estructura acabamos de describir, esta justicia nos obliga a encarar los hechos de manera aislada, en cientos de causas separadas unas de otras y en muchos de los casos por delitos que no incluyen la totalidad de los cometidos por el aparato represivo, expresando sólo tormentos por ejemplo como en el caso Febres.
De esta manera no sólo escaparían a su responsabilidad cientos o miles de represores sino que se vuelven inviables los juicios mismos como reconoce y nos alerta el propio Juez Rozansky cuando analiza que sólo en La Plata llevaría alrededor de 100 años realizar los juicios tal cual como están las condiciones en este momento ya que solo se puede llevar adelante un juicio oral a la vez.
Obviamente que esta situación no es una fatalidad del destino sino una nueva complicidad, esta vez del Poder Judicial con las defensas de los represores, para que los genocidas se mueran por ley natural sin ser condenados.
La acción reparadora de la justicia ante crímenes de tal envergadura como lo son los delitos de lesa humanidad, no son suficientes para las madres, padres, hermanos y compañeros que no vamos a recuperar nunca la vida segada de nuestros desaparecidos, pero es vital y necesaria para el pueblo argentino y para nuestra patria, para poder andar un camino que nos permita construir una sociedad más justa, solidaria y democrática como la que aspiramos y necesitamos.
Desde el 10 de diciembre de 1983 hasta la fecha nuestra democracia ha ido recorriendo un camino que nos demuestra que su contenido varía, no es estático, sino una construcción histórica que depende de la correlación de fuerzas que en cada momento logramos los sectores populares frente al poder real.
Así por ejemplo, los distintos gobiernos que se sucedieron han intentado resolver a través de distintas teorías su concepción sobre las raíces del terrorismo de estado, hecho ya comprobado que no sólo afectó a la Republica Argentina sino a todo el cono sur de Latinoamérica.
En la primera etapa constitucional liderada por el PTE. Alfonsin la historia oficial abordó el pasado reciente olvidándose de las profundas desigualdades económicas, sociales, políticas e ideológicas, como así mismo, la larga crisis democrática, que colocaron a nuestro país en un enfrentamiento que tiene causas de larga data.
Elaboraron una concepción de la violencia por encima de la sociedad argentina, basada en la teoría de los dos demonios. Con ello, no hacían nada más que ocultar las razones del conflicto.
Si bien se hizo un “descenso a los infiernos” se quedo en el camino que las víctimas y los victimarios no eran lo mismo, eran producto de dos proyectos de país que aun hoy siguen en lucha.
Olvidaron que no es lo mismo el país para todos por el que luchaban los desaparecidos, que el país para un puñado de capitalistas que impuso la dictadura. Omitieron de esta manera las causas reales que desencadenaron el golpe de estado de 1976.
Era fácil prever, con un posicionamiento tan débil, que ante los hechos de semana santa, fracasara estrepitosamente su política de verdad y justicia.
Tampoco el poder legislativo allano el camino y, con una velocidad digna de un velocista de 100 m de las olimpiadas, aprobó las leyes de chantaje autoritario de obediencia debida y punto final. Cuyo resultado sería el desprocesamiento de más de 700 genocidas.
Todo esto en nombre del posibilismo, de la “gobernabilidad”, famosa palabra que el Establishment político argentino acuña cada vez que clava un cuchillo en el pecho de la libertad.
De nada servirían las concesiones hechas porque su gobernabilidad saltaría en pedazos en 1989 abriendo las puertas al Neoliberalismo esta vez de la mano del movimiento político que arrió una de su bandera más preciadas, la defensa del Estado. La famosa frase “todo lo que sea estatal pasara a manos privadas” fue el primer mandato del decálogo Menemista y aún hoy, vivimos sus nefastas consecuencias.
Y como si esto fuera poco de la caminata del presidente que se iba y del que venia, acordaron los indultos como golpe de gracia, liberando a los únicos presos que quedaban, las juntas militares y un grupo de generales.
La democracia Argentina renga y ciega para ver las injusticias que sufre el ultrajado pueblo argentino siempre ha necesitado de la inteligencia, la madurez, y la búsqueda de verdad, que han hecho los organismos de derechos humanos, que han debido luchar contra viento y marea para superar los limites del NO SE PUEDE.
Ya durante la dictadura los partidos políticos mayoritarios habían ofrecido una resistencia política débil que avergüenza aun hoy a propios y extraños, cuando no ciertas complicidades. Sin entrar en un análisis sociológico, sólo el clamor de los organismos de derechos humanos existentes, acompañados de hombres y mujeres honestos y valerosos y la luminosa acción de 14 mujeres que comenzaron a marchar por todos nosotros, cuando nadie marchaba, conservó la dignidad del pueblo argentino.
De esta manera en un escenario nacional profundamente adverso hemos debido acudir a los Foros Internacionales en busca de lo que aquí se negaba.
Nos preguntamos con profundo dolor, ¿por qué el Juez Garzón, los jueces franceses, la justicia italiana, la justicia alemana condenó antes que la justicia Argentina, los crímenes, los asesinatos, las violaciones y las desapariciones, los robos de BB y el plan siniestro de genocidio?
Argentina debe y puede avanzar por un camino que desemboque en la verdad y la justicia y esto es necesidad urgente, de lo contrario el pasado seguirá sobrevolando la vida de todos, con la amenaza de que en cualquier momento vuelva a repetirse.
Idea que no parece ilógica si este proceso no se acompaña con la decisión política de desmantelar el aparato represivo sea del Estado Nacional o Provincial. Las fuerzas de seguridad han evolucionados desde sus orígenes hacia formas de corrupción que hoy les permite el control del delito y el narcotráfico, y esto sin desperdiciar apoyos políticos que los protegen.
El Aparato Represivo no es el policía que camina de vigilancia por una calle. Es, ante nada, el conjunto de ideas doctrinarias que conforman la organización material armada del Estado, en parte militarizada y en parte oculta realizando inteligencia sobre todos nosotros. De esta manera se coloca por encima de la sociedad para vigilarla y disciplinarla bajo moldes de clase que responden a la opresión y los privilegios. Lo que se ha heredado de la dictadura es justamente esa instalación del método represivo que se sigue transmitiendo en forma orgánica y disciplinada y que basta con que se lo utilice políticamente para que los resultados estén ha la vista, y en esta provincia tenemos una amarga historia de 24 años de impunidad y mentiras.
Pero también nos preguntamos.
¿Cómo es posible que un país que no posee petróleo como España sea el dueño del nuestro? Cómo es posible que las comunicaciones, la tierra, las fabricas de todo tipo, los frigoríficos, los puertos, la energía, las riquezas minerales, la circulación por caminos y autopistas todo esté en manos privadas sean los capitales argentinos o extranjeros? Lo que no pudieron terminar de hacer los militares, se termino en épocas constitucionales, y esto no es nuevo en Argentina.
La democracia surgida desde 1983 y de la cual también somos parte y gestores, debe aprender a mirarse al espejo con crudeza y no con maquillaje. Debería reconocer, si fuera verdadera, que estamos aun hoy ante un mar de injusticias.
No se puede culpar de esto al pueblo argentino, un pueblo que lucho, que resistió la hiperinflación, el asalto al Estado y su desguace, el destrozo de los sistemas de salud y educación, el aniquilamiento de la industria nacional, la extranjerización de la tierra, la desocupación y el hambre de centenares de miles de argentinos.
No se puede estafar a los que soportaron el despojo de millones y millones de dólares a mano de los bancos argentinos y extranjeros, que con la pasificación vieron licuados sus ahorros mientras el capital se concentraba nuevamente en pocas manos.
No nos podemos olvidar de los miles y miles de argentinos que salieron a pecho descubierto en Diciembre del 2001 ni de los muertos en esos trágicos sucesos.
De los que resisten y sufren el genocidio social.
De los 25 niños que se nos mueren por día, por causas evitables.
No se puede desviar la sed de Justicia de los que sufrieron en nuestra ciudad y pueblos vecinos las dos inundaciones.
La deuda interna es enorme. Y tiene responsables.
Lo que demuestra esta situación es la debilidad de nuestra democracia. La fragmentación social y política, la falta de nuevos proyectos que enfrente profundamente el modelo neoliberal que ha penetrado hasta lo mas profundo, haciendo marcar el paso a la sociedad argentina, estrangulando cualquier intento de salir de él, por débil que este sea.
La sociedad argentina de cara al futuro debe reflexionar y discutir las consecuencias de estas políticas económicas que se imponen por encima de una elección democrática y originan los males mayores, que todos, y los más empobrecidos venimos sufriendo. La radiografía actual revela que el esqueleto del poder económico neoliberal es el cinturón de acero impuesto al pueblo y originan las crisis periódicas cada vez mas profundas y dolorosas.-
El efecto Blumberg en Buenos Aires, el gobernador Sobichs, en Neuquén, Mauricio Macri en Capital, o Cecilia Pando reivindicando el Genocidio, son las expresiones políticas de estas fuerzas de poder económico salvaje.-
Los hechos del 19 y 20 de diciembre de 2001, manifestaron la energía que posee nuestro pueblo y significaron un punto de inflexión que obligó a introducir cambios en nuestro país. Pero las causas que la provocaron no han variado, por el contrario, la concentración económica sigue viento en popa, los zarpazos inflacionarios arrancan en pocos tiempo lo que se intenta conciliar anualmente y este camino ya lo conocemos.
Desde aquellos hechos hasta la fecha se siguieron generando respuestas represivas ante los reclamos populares con saldos dolorosos. Los asesinatos de Kosteski y Santillán, de Carlos Fuentealba y de Lázaro Duarte estos últimos ocurridos en Neuquén, se inscriben en este camino. Pero los hechos represivos como respuesta a las luchas populares recorren toda nuestra geografía.
El gobierno actual abandonando su discurso inicial de transversalidad se atrinchera nuevamente en el partido Justicialista, se rodea de viejas figuras sindicales, ayer menemistas reeditando viejas sociedades que nunca han traído soluciones a los problemas de nuestro pueblo. Mientras que por un lado no se reconoce legalmente a la CTA., por el otro se sigue afianzando el modelo de concentración y centralización capitalistas.
Los barnices progresistas en la política exterior no van a poder mantenerse durante mucho tiempo si se mantienen estas políticas hacia los conflictos internos, sino se busca la participación real del pueblo será difícil que el horizonte se mantenga en calma, máxime cuando la situación internacional preferentemente en nuestro continente se encuentra bajo tensiones y fuertes presiones militaristas impulsadas por la política Norteamericana de Guerra Global por los recursos naturales.
Los hechos protagonizados por Colombia recientemente se inscriben en esta estrategia. En este sentido el “Plan Colombia” es una enorme plataforma militar que no esta desplegada para solucionar los problemas colombianos, es ante todo un plan de agresión que no reconoce la soberanía de sus vecinos, ni la propia, porque la participación extranjera es ya inocultable.
Recientemente el Departamento de Estado Norteamericano ha caracterizado a las democracias latinoamericanas clasificándolas en amigas, potables, y contaminadas. Amigas son Colombia, Méjico y Perú. Potables Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Contaminadas Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia. Por supuesto que Cuba mantiene su categoría de enemiga.
En pocas palabras ya definieron su política de división y agresión.
Pero la paz en Colombia es posible como lo fue en centroamericana y es el camino que los pueblos latinoamericanos debemos apoyar. La salida política del conflicto no será fácil por la predisposición guerrerista de los gobiernos de Colombia y de los EEUU.
En este marco se inscribe también las presiones del imperio para que se sancionara en nuestro país la Ley Antiterrorista aprobada a escondidas y en un brutal silencio de los medios de comunicación.
En pocos días más Rosario será escenario de una cumbre que pretende reunir en la ciudad que fue cuna de CHE, a lo más rancio de la derecha mundial y nacional
Nuestra alerta debe ser permanente.
Y la paz de la región insobornable.

El golpe de 1976 significó la instauración de un régimen de terror y violencia de clase y la implantación de un modelo socioeconómico, que aún seguimos padeciendo y que se profundizo en etapas constitucionales.
Las paupérrimas condiciones de vida que padecen millones de hermanos excluidos de las mas mínimas condiciones de dignidad y autorrealización, por lo menos demuestran, y sin herir las susceptibilidades de nadie, que los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, salvo honrosas exenciones, todavía no responden a los deseos, a las ansias y a los reclamos de igualdad de posibilidades de un pueblo todavía con inmensas necesidades.
Recobrar el país que nos abarque y nos incluya a todos será crucial en el tiempo que viene.
Los aciertos, cuando se producen en política de DDHH, los sabemos reconocer, no somos necios. Las causas por los fusilamientos de Trelew, de la Triple A y del operativo Independencia en Tucumán, antecedentes forzosos del Terrorismo de Estado, son pasos adelante y estamos allí con nuestro apoyo y nuestro testimonio.
En lo que diferimos muchas veces es en las posturas y por ello instamos a un debate necesario sobre las estrategias a seguir, que no pueden llevarnos la vida, ya no hay tiempo para mas dilaciones.
El debate está abierto y debe ser correspondido con un nuevo compromiso de todos aquellos que queramos encontrar verdad y justicia para crear el andamiaje político necesario para abrir las puertas, que hoy esta Justicia, entre abre a regañadientes.
En nuestra provincia existen hoy 48 causas que no contemplan la totalidad de los crímenes cometidos por los genocidas. De todas estas, dos han sido elevadas a juicio oral.
En Santa Fe la causa Brusa, tiene sus inicios en la presentación ante la Audiencia Nacional de Madrid, a cargo del Juez Garzón, hecha por los organismos de derechos humanos con el testimonio de un grupo de ex presos políticos sobrevivientes de la dictadura. Esto deriva en un pedido de extradición y la apertura de la causa en nuestra cuidad.
Recorriendo un camino con avances y retrocesos, con idas y venidas finalmente en el año 2005 son procesados por los delitos de tormentos, privación ilegal de la libertad y asociación ilícita: Víctor Hermes Brusa, Héctor Romeo Colombini, Eduardo Alberto Ramos, Juan Calixto Perizzotti, Maria Eva Aebis, Mario José Facino, Domingo Manuel Marcellini, y el ya fallecido sin condena Nicolás Correa.
Se recusa al Juez Rodríguez, se cae la asociación ilícita y en abril del año 2007 se hace cargo de la causa el conjuez Leandro Corti quien la eleva a juicio oral tal cual estaba, a principios de este año.
Se da comienzo entonces al desfile de excusas que van poniendo, uno tras otro, los miembros del Tribunal Oral y de la lista de conjueces en una situación verdaderamente patética que nos muestra cual es el compromiso con la defensa de los derechos humanos de la justicia santafesina. Demostrando que la vergüenza es una palabra que no existe en su diccionario.
Así llegamos finalmente a la constitución del tribunal oral y nuestro primer juicio en Santa Fe.
El juicio histórico no es suficiente, la verdad histórica tampoco, porque la aprendimos a recorrer desde las puertas de los cuarteles, los estrados judiciales, las secretarías eclesiásticas y todas las calles y las plazas argentinas. No necesitamos que nos describan la violencia de estado, no necesitamos que nos describan el terrorismo que bien lo conocemos porque lo padecimos, lo que necesitamos es que los terroristas de estado estén presos, del primero al último.
El compromiso y la sangre de Jorge Julio López y de todos aquellos que a lo largo de nuestra historia han dado lo mejor de si, lo están reclamando y seguirán reclamando a todos nosotros.
Creemos que es posible construir y recorrer un camino que nos conduzca por un país que se identifique por fin con la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Por todos los que resistieron todos estos años, COMPAÑEROS DE NUESTROS COMPAÑEROS, Memoria Verdad y Justicia.-


JUICIO Y CASTIGO CON CARCEL COMÚN, PERPETUA Y EFECTIVA YA, PARA TODOS LOS GENOCIDAS.
UNIFICACIÓN DE LAS CAUSAS DEL TERRORISMO DE ESTADO.
PROTECCIÓN PARA TESTIGOS Y QUERELLANTES.
A 18 MESES DE SU SECUESTRO EXIGIMOS AL GOBIERNO LA APARICIÓN CON VIDA DE JORGE JULIO LÓPEZ.
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JUICIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES DE LA MASACRE DE TRELEW.
JUICIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES POLÍTICOS Y MATERIALES DE LOS CRÍMENES PERPETRADOS POR LA TRIPLE A Y DEMÁS BANDAS FASCISTAS.
JUCIO Y CASTIGO A LOS RESPONSABLES DE LAS INUNDACIONES DEL 2003 Y 2007 Y DEL 19 Y 20 DE DICIEMBRE DE 2001.
POR EL TOTAL DESMANTELAMIENTO DEL APARATO REPRESIVO. BASTA DE REPRESIÓN CONTRA LOS QUE LUCHAM.
NO A LA LEY ANTITERRORISTA, NO A LA MILITARIZACIÓN DE LOS CONFLICTOS SOCIALES.
DESPROCESAMIENTO, ANMISTÍA Y LIBERTAD DE LOS LUCHADORES POLÍTICOS Y SOCIALES.
POR UNA SOCIEDAD JUSTA COMO LA QUE SOÑARON NUESTROS COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS DESAPARECIDOS.